Dra. Vivien Araya Gómez,
Editora en Jefe. Revista Costarricense de Cardiología
Centro Cardiológico Integral, 2221-2921; vivien.araya@gmail.com
Ante la pandemia que estamos viviendo, solo nos queda aceptar la situación, y tomar responsabilidad desde el lugar donde la vida nos tenga en este momento. En mi experiencia, nunca antes la medicina había sido tan retadora. Si bien es cierto los médicos tenemos que estar en continua formación. Ahora es crucial, día a día y hora a hora, literalmente. Además sin tiempo para tener aún estudios de evidencia científica contundente, que siempre ha sido nuestro objetivo para la selección de un tratamiento. Tenemos que basarnos en datos observacionales y en muchos casos subjetivos, tratando de aplicar las mejores opciones posibles a los enfermos, en base a los que unas semanas antes han experimentado en otros países. Lo cual, no necesariamente, por diversos factores, podría ser igual a lo que tendremos en nuestro medio. También nos corresponde filtrar rápidamente información de fuentes no confiables, que confunde a la población general e incluso a nosotros mismos. Es una situación peculiar por la gran cantidad de información que llega, es todo un reto saberla seleccionar y tratar de armar el rompecabezas de una enfermedad que hasta hace 3 meses era desconocida en el mundo.
Es por esto, que hemos solicitado a algunos colegas del comité editorial y otros invitados con interés y experiencias personales en el tema, para hacer una descripción de lo que estamos viendo en nuestros servicios de cardiología, y en general en los Hospitales donde se están manejando los casos más delicados en nuestro país.
Agradezco a cada uno de ellos su buena disposición a aportarnos información concreta de los que se ha hecho hasta el momento. Así como sus observaciones personales de lo que podríamos mejorar en nuestro país y región. Y también datos puntuales que como médicos de cualquier área debemos conocer.
Queridos lectores, cada uno de nosotros puede plantearse la pregunta: Cómo puedo ayudar?, cuando nos la formulamos así es probable que salga “del corazón”, también podríamos decir: qué me toca a mí?, que tengo que hacer?. El primer enfoque nos hace más fácil y efectiva la tarea de nuestra esencia humana de servicio y podremos hacerlo con mayor creatividad y con una sonrisa amorosa, que puede disminuir aunque sea por momentos el miedo, dolor, e incertidumbre en nuestros pacientes, familiares y en nosotros mismos.
Este es un momento especial, un paréntesis, para el inicio de cambios necesarios para la humanidad. Posiblemente, va a mejorar nuestra forma de servir, a través de la consolidación de la telemedicina, el teletrabajo y la apertura de conciencia en los dirigentes políticos y sociales de cada país, cuyos aciertos y desaciertos han quedado al descubierto como nunca antes. Ojalá que así sea, el precio es muy alto, son muchas vidas que se están yendo y mucha la afección económica, la mejor forma de honrar a los que han partido y a los que en este momento sufren las consecuencias es con esta toma de conciencia y acción.