La Pandemia desde el Hospital Max Peralta: algunas reflexiones

La noticia de la Pandemia nos llega vía internet: un hospital construído en 6 días en Wuhan, las directrices de la OMS, los lineamientos del Ministerio de Salud y la reestructuración del Sistema de Salud en el que directamente formo parte, prácticamente en ese orden nos advierten que tenemos un mes para prepararnos a vivir calamidades que se han convertido en verdaderas catástrofes sufridas en Italia, España y otros países. Hay que prepararse.

Se encienden alarmas en el sistema educativo, se definen los pacientes de riesgo en el adulto mayor y se cierra la Consulta Externa y por supuesto aparece el primer caso positivo.

El servicio de Cardiología de Cartago, lugar de mi competencia, atiende una población de casi medio millón de habitantes, se considera la provincia con el porcentaje más alto de adultos mayores y una de las tres zonas con mayor patología cardiovascular (según útimos datos del Instituto Nacional de Seguros).

El sistema de Salud de nuestra provincia, centraliza las especialidades en un hospital público y áreas de salud de Atención Primaria y Familiar (90% de la población se atiende en esta modalidad) y un 10% en servicios privados (dos hospitales con servicios de emergencias 24 h y consultorios privados individuales).

El primer mensaje que se emite a la población es el “Lavado de Manos”, fácil nos abastecemos de jabón, cuidamos la piel de nuestras manos y listo; sin embargo, el segundo mensaje “Quedate en casa”, genera reacciones diversas porque descolocan el hábitat cotidiano y  además, agrega conflictos operacionales.

En el hospital hace más de 7 años además de la atención asistencial, me ha tocado colaborar en la coordinación de procesos administrativos y eso de cierta manera me generó la tarea de evaluar  qué tenemos?, Qué nos hace falta como institución y Cómo trabajar en situación de emergencia?.

Por desgracia cuando se trata de nosotros, pareciera que las jefaturas más eficientes nunca son lo suficientemente rápidas y efectivas como quisiéramos o creemos merecer. Sin embargo, eso no impidió que buscáramos como abastecernos de nuestros equipos de protección, mientras se suplía la institución, de cómo limpiar y desinfectar nuestros espacios mientras el personal encargado estaba reestructurando el hospital, de cómo capacitarnos para entregar una respuesta de acuerdo a la última evidencia expuesta.

Porque tenemos que reconocer que nosotros no somos el frente de riesgo en este momento y se debe priorizar el recurso actual para quienes están en la primera línea de contagio.

Estamos sumamente orgullos de la CCSS que con más de 60 mil empleados ha dado una imagen de confianza a la población y un ejemplo de cómo reinventarse en menos de un mes para enfrentarse a los que podría ser su fin, por lo que es propicio el momento para reconocer el trabajo de colegas de otras especialidades, enfermeras, terapistas respiratorios y personal auxiliar que han actuado a la altura de las circunstancias  y nos han inyectado y dejado con el ejemplo la motivación con una expresión ; ¡cómo colaborar para aligerar la carga¡

Y teniendo seguro al personal ahora si podemos empezar a reestructurar la atención del Servicio de Cardiología, donde se valoran más de 60 personas diarias en un espacio de tres consultorios, más de la mitad mayores de 65 años y obviamente más del 70% con algún factor o condición de riesgo.

La atención indirecta a través de herramientas tecnológicas es un gran reto: un porcentaje importante de nuestra población adulta mayor no terminó la primaria, tiene alguna discapacidad auditiva y/o cognitiva por lo que la incorporación de plataformas sofisticadas requieren de un periodo de entrenamiento y capacitación que no tenemos.

Sin embargo, Oírnos parece ser otra alternativa clave. Los pacientes deben  saber en un periodo como el que se vive de cuarentena que el cautiverio obligado  no quiere decir que quedan abandonados sus tratamientos, una llamada puede  reforzar cuáles son las señales de alarma de su enfermedad, identificar en minutos algún factor que pueda corregirse desde casa y tranquilizar sobre lo que estamos viviendo.

Como retos para las próximas semanas, nos tocará:

  • Identificar cuáles herramientas tecnológicas pueden utilizarse en nuestra provincia.
  • Cuánto de la información que se entrega en consulta puede ser comunicada vía correo electrónico o cursos virtuales
  • Cuáles procesos de atención podrían ser agilizados: coagulómetros en las Clínicas de Anticoagulación, atención a distancia de los dispositivos tipo marcapasos, emisión de recetas subsecuentes a nivel EBAIS, etc.

La pandemia COVID-19 nos ha permitido centrar nuestros recursos en lo esencial, eliminar el ruido del quehacer mecánico para restructúrarnos y analizar qué es lo que se considera básico, imprescindible e insustituible. Todo lo demás debe pasar por la óptica de lo digitalizable, enlatable o desechable.

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